¿Quién fue José María Iglesias?

Biografía corta de José María Iglesias

¿Quién fue José María Iglesias? José María Iglesias fue un político, jurista y escritor mexicano, que llegó a ocupar la presidencia del país por un breve período. Su nacimiento ocurrió en la Ciudad de México, el 5 de enero de 1823. Proveniente de una familia acomodada, su padre se llamaba Juan Nepomuceno Iglesias y Castro, y ejercía como notario público. Su madre se llamaba Mariana Inzáurruga y Carrillo.

Su educación elemental fue de las más esmeradas, acorde con los recursos de su familia. Sin embargo, cuando tenía doce años, su padre falleció. Con todo, prosiguió sus estudios hasta los diecisiete años, cuando fallece también su madre. Al quedar huérfano, tuvo que pasar a estar bajo la tutela de su tío materno, Manuel Inzáurruga.

Su tío y tutor se encargó de que estudiase leyes en el Colegio San Gregorio de la Ciudad de México, donde se tituló en 1845. Desde el año anterior era catedrático en este colegio, y también en el Colegio San Ildefonso.

Su incursión en el acontecer de la política mexicana ocurrió de modo natural, ya que ejerció como regidor de la ciudad, y luego Ministro del Tribunal de Guerra durante la Intervención estadounidense en México.

Su desempeño como periodista y escritor luego de la intervención le granjeó la antipatía de Antonio López de Santa Anna, que para la época había instaurado su dictadura de corte monárquico. Se separó de la actividad política hasta el derrocamiento de Santa Anna en 1855.

Regresó a la actividad política durante los convulsos años de gobiernos liberales que comenzaron con Ignacio Comonfort. Bajo esta presidencia, Iglesias impulsó leyes que reducían considerablemente los privilegios eclesiásticos. Durante la Guerra de Reforma, se adhirió al gobierno de Benito Juárez, en oposición a Félix María Zuloaga.

Terminada la guerra, volvió a estallar otro conflicto: la Segunda Intervención francesa en México. Iglesias le dio todo su respaldo a la república liderada por Juárez, hasta el derrocamiento del emperador Maximiliano, que había sido traído desde Francia. Restaurada la república, continuó como Ministro de Hacienda hasta el fin del gobierno.

Sus planes de retirarse a la vida particular terminaron con el fallecimiento de Benito Juárez, luego de su tercera reelección. Se postuló y ganó la presidencia de la Suprema Corte durante el gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada. Esta presidencia obtuvo mucha influencia sobre los otros poderes públicos, situación por la que entró en conflicto con Iglesias.

Volvieron los tiempos conflictivos, cuando en 1876 Lerdo de Tejada pretendió reelegirse en unos comicios que se consideraron fraudulentos. Esta situación fue denunciada y combatida por Iglesias, pero al mismo tiempo por el militar y ex candidato presidencial Porfirio Díaz. A raíz de estos hechos, Díaz se levantó en armas, proclamando el Plan de Tuxtepec.

Biografía de José María Iglesias

Apegándose a la ley vigente, Iglesias se proclamó Presidente interino de México el 26 de octubre de 1876, mientras el Congreso emitió un decreto para convalidar la elección y Díaz se alzaba en armas. Este fue el período de conflicto conocido como Revolución de Tuxtepec. Porfirio Díaz intentó pactar con Iglesias para derrocar a Tejada, pero Iglesias se negó, argumentando que lo legal era convocar unas nuevas elecciones, en las que él mismo se comprometía a no participar.

Su negativa a pactar con Díaz lo convirtió en blanco de los revolucionarios de Tuxtepec, por lo que tuvo que exiliarse, abandonando la presidencia. Una vez instaurado el gobierno que dio inicio al largo período conocido como Porfiriato, Iglesias pudo regresar a México. A pesar de recibir ofertas para integrar el nuevo gabinete, prefirió dedicarse a actividades privadas.

Iglesias llevó una vida tranquila de retiro en Tacubaya, Ciudad de México, hasta su fallecimiento, el 17 de diciembre de 1891.

Habiendo vivido una conflictiva época, en la que los actores políticos parecían cambiar su manera de pensar al alcanzar el poder, José María Iglesias llama la atención por mantenerse apegado a los principios liberales que se consagraban en la Constitución de 1857. En su momento, los seguidores de Porfirio Díaz intentaron borrar de la memoria histórica sus aportes, pero estos fueron reconocidos con posterioridad.



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